Consejos Reflexionando

5 mitos de los objetivos deportivos

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Falsas creencias sobre los objetivos deportivos y las competiciones

A medida que progresamos en una disciplina deportiva, es natural que empecemos a plantearnos metas deportivas, como participar en una competencia, bajar nuestros tiempos personales, y por qué no, colocarnos en un ranking.

Pensar que no estamos lo suficientemente preparados, o que ya no estamos en edad de plantearnos un objetivo deportivo son algunos de los pensamientos limitantes que pueden estar privándonos de crecer en nuestro deporte. Revisemos algunos de estos mitos:

  1. Los objetivos deportivos están limitadas a los nadadores profesionales. ¿Qué objetivo podría tener un nadador aficionado? La realidad es que deportistas de todos los niveles podemos plantearnos un objetivo deportivo. Fijarnos metas en el deporte promueve el compromiso y dedicación, y ayudan a mejorar nuestra habilidad. Existen numerosas competencias dirigidas a aficionados en las que podemos participar y poner a prueba nuestras habilidades. Y si nuestro objetivo no es competir, también podemos plantearnos otro tipo de objetivo, como mejorar una marca personal o aumentar nuestra fuerza o resistencia.
  2. El único objetivo de competir es ganar una medalla o podio. En lo personal, este es uno de los pensamientos que encuentro más limitantes, ya que nunca podremos controlarlo al 100%; siempre habrá alguien con más habilidad que nosotros. Lo que sí podemos controlar es cuan duro entrenamos para mejorar nuestros tiempos, nuestra fuerza, nuestra resistencia, y es en estos puntos donde deberían centrarse nuestros esfuerzos y objetivos. Eventualmente, ese podio o medalla será la consencuencia de la calidad de nuestros entrenos.
  3. Se compite contra el otro. La verdad es que participar en una competencia es la oportunidad para competir contra nuestra versión anterior. Una forma de ponernos a prueba, de medir nuestras habilidades, y de mejorar en una próxima competición. Compartimos el terreno de competencia con otros deportistas, sí, pero la competición es siempre contra uno mismo.
  4. Los objetivos son inmutables. A medida que avanzamos en edad y experimentamos más entrenamientos y más competencias, es posible que nos replanteemos nuestros objetivos iniciales. Por ejemplo, hace 6 años que retomé la natación jamás imaginé que ella llegaría a ser una parte importante de mi día a día, y menos aún que llegaría a nadar de forma estructurada y estaría en capacidad de participar en competencias en aguas abiertas. Con cado paso que damos en el deporte, vamos conociendo las posibilidades que existen, inspirándonos en otras deportistas y moldeando nuevos sueños.
  5. Solo los jóvenes pueden competir. Al contrario de lo que solemos imaginar cuando se habla de deporte competitivo, en las competencias encontraremos categorías para prácticamente todas las edades. Y resulta fascinante ver cómo en las competiciones se congregan cientos de personas, de todas las edades, con el mismo fin de nadar, habiendo algunas personas aprendido su deporte apenas en la edad adulta. Es cierto que a medida que envejecemos nuestra fuerza puede disminuir, pero los años suelen premiarnos con mayor resistencia y fortaleza mental, dos cualidades invaluables en cualquier disciplina deportiva.

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