Tú decides cuál es el podio
Las competencias van más allá de subirse al primer, el segundo o el tercer lugar de un podio, de recibir una medalla o un trofeo, o de ser ovado por el público. Muchos en algún momento nos hemos desalentado de inscribirnos y participar en una competencia, por razones casi siempre relacionadas con la confianza en nuestras capacidades, o con la creencia errónea de que si no nos subimos en un podio, para qué vamos a competir. Creemos que no estar en la capacidad de participar o que nos falta preparación. Erróneamente, pensamos que las competencias están hechas sólo para los mejores de la disciplina. Nada más alejado de la realidad.
Lo cierto es que, participar en una competencia, trasciende más en nuestras vidas de lo que pensamos, y no se limita a ganar un puesto en el top 3 de los competidores. La competencia es un proceso complejo, que abarca un antes, un durante y un después. A veces nos enfocamos en exceso en el durante, que demora sólo unas horas, y nos olvidamos de los más importantes que son el antes y el después. Alguna vez, un entrenador me dijo, en las vísperas de una de mis primeras competencias de aguas abiertas: “tú solo nada, el trabajo ya está hecho”. Una frase breve y concisa, pero con una fuerza poderosa. Parafraseando, lo que mi entonces entrenador quiso decir es que la constancia y persistencia en los entrenamientos han hecho que esté lista para competir. Esas horas, días y meses de entrenamiento, ese “antes” trabajado con disciplina, son los responsables de que ese “durante” de apenas minutos se haga realidad. Y sin olvidar el “después”, un momento de retrospección, cuando la adrenalina del momento ha pasado ya, y debemos pensar en qué viene después, en mantener el mismo nivel de disciplina que mantuvimos antes del entrenamiento, para siempre estar preparados para el próximo “durante”.
¿Por qué razones participar en competencias de aguas abiertas? Las razones pueden ser tan diversas, como diversas son las personas. En mi experiencia propia, te puedo compartir las siguientes:
- Quieres volverte una persona más disciplinada. Como lo mencioné arriba, la competencia tiene un antes, un durante y un después. Cuando escuchamos competir, solemos pecar de simplistas y pensar únicamente en el durante, en el día en el que de hecho entramos al mar o lago, y participamos. La verdad es que, el durante representa un porcentaje menor de todo lo que implica competir. Mucho más importante que el durante es el antes y, me atrevería incluso a decir, que el después, porque es en ellos donde en verdad se mide la disciplina que tenemos. Para estar en la capacidad de participar en una competencia, debemos estar preparados física y mentalmente. Y para estar preparados, es necesaria la constancia en nuestros entrenamientos, la persistencia a pesar de los errores que podamos tener durante nuestras prácticas. En el después, medimos nuestro compromiso con el deporte que amamos. Cuando no hay una competencia próxima y cuando la emoción de participar en un evento deportivo ha expirado, es cuando más se pone a prueba nuestra disciplina: continuar entrenando a pesar de no tener establecido un próximo reto deportivo, mantenernos activos y listos para cuando la próxima competencia se presente, mantener los pies en la tierra independientemente del resultado de una competencia.
- Quieres entrenar de forma segura en un entorno natural. Personalmente, esta es la razón que me llevó a participar en aguas abiertas. Salvo vivas cerca de un lago o el mar, la mayoría de tus entrenamientos ocurrirán en el entorno controlado de una piscina. Más allá de la competencia, las aguas abiertas te ofrecen un ambiente diferente para nadar, donde te enfrentarás a otros factores no controlables, como las corrientes, la marea, las temperaturas bajas o altas del agua. Además, contarás con un entorno seguro para practicar. Generalmente, los organizadores de las competencias se cercioran de que haya la seguridad necesaria para evitar percances, gestionando la presencia de botes o kayaks que estén prestos a ayudar y socorrer a quien lo necesite, y también monitoreando las condiciones meteorológicas, para que tu experiencia en el agua transcurra sin inconvenientes prevenibles.
- Quieres conectarte con nuevas personas. A las competencias de aguas abiertas acuden varias personas, ya sea de forma independiente o como parte de un club, de distintos lugares y contextos. Esta es una perfecta oportunidad para entablar relaciones con personas que comparten tu afición y crear una red de amigos para futuras competencias o eventos relacionados con aguas abiertas u otros deportes. Las competencias suelen desarrollarse en el transcurso de un fin de semana, por lo que tendrás varios espacios de tiempo para interactuar (durante el registro y la entrega de kits, en las charlas técnicas y de seguridad, en los calentamientos, o en la entrega de premios).
- Quieres fortalecer los vínculos con tu equipo. Nada mejor que compartir un desafío deportivo para promover el compañerismo entre los integrantes de tu equipo de natación. Independientemente del objetivo particular que cada uno tenga, estos espacios generan en quienes participan un compromiso más fuerte con el entrenamiento, lo que lleva a una mayor interacción. Además, la organización logística para la participación, incentiva la unión de los compañeros. Por último, la convivencia del equipo aumenta durante los viajes que se realizan para la competición.
- Quieres explorar nuevos límites. Entrenar fuera de la piscina añade un toque de intriga a tu nado. En aguas abiertas, a diferencia de la piscina, no sabes al 100% cuáles serán las condiciones el día que nades. Deberás sortear una serie de obstáculos, tales como el frío o el calor extremos, la presencia de algas y medusas, las corrientes, otros nadadores atravesando tu camino, golpes entre nadadores, la imposibilidad de pisar suelo, y un largo etcétera. No hay duda de que, después de una competencia en aguas abiertas, saldrás del agua con más habilidades y con menos miedo que al inicio.
Si ninguna de las razones arriba mencionadas te ha convencido, espero que esta sí lo haga: sin importar el resultado que obtengas en una competencia, es el proceso, la disciplina y el enfoque los que te vuelven un ganador. Recuerda que el objetivo de participar en una competencia lo fija cada uno, y no tiene que ser siempre subirse al podio. Tu meta puede ser medir tus habilidades con el nado, ganar mayor destreza en aguas abiertas, mejorar tus propios tiempos, volverte mejor compañero para con tu equipo, o ser una mejor versión de ti.
Y no me malinterpretes. Considero totalmente válido competir para ganar un podio, pero esa no es la única meta, y eso también es válido. ¡No te desanimes de participar en una competencia de aguas abiertas! Si puedes pensarlo, es porque puedes lograrlo.